• Disminuye la probabilidad de padecer enfermedades del corazón, fundamentalmente infarto de miocardio.
• Disminuye la tensión arterial, pudiendo en muchos casos controlarla sin medicamentos o reduciendo de una forma importante la dosis o el número de los mismos.
• Mejora la respiración y la circulación sanguínea.
• Ayuda en el control del peso.
• Ayuda de forma importante en el control de la diabetes.
• Aumenta la fuerza y la estabilidad, disminuyendo el riesgo de caídas.
• Incrementa la masa ósea, disminuyendo, por tanto, la osteoporosis y el riesgo de fractura de cadera.
• Mejora el estado de ánimo.
Se recomienda como mínimo 30 minutos diarios de actividad física
Es importante partir de que:
“Cada uno debe encontrar su motivación para aumentar la actividad física”
“Cada uno debe encontrar su propia forma de aumentar la actividad física”
Hay medidas muy sencillas, al alcance de todos:
• Subir y bajar las escaleras a pie, las de cualquier lugar, incluidas las escaleras del metro.
• En los trayectos en metro o autobús, bajarse una o dos paradas antes y terminar el trayecto a pie.
• Caminar al menos 30 minutos al día, cinco días a la semana, a un ritmo mantenido, sin pararse, a un paso lo más ligero posible que le permita hablar y caminar a la vez sin que le falte el aire.
Es muy recomendable alcanzar una marcha de entre 4 y 5 km. por hora, es decir, caminar 1 km. en 12 minutos aproximadamente.
Si no se alcanza este ritmo, tampoco importa, cualquier otro inferior también es saludable.
• Seguir tablas de ejercicios por radio, televisión o vídeos.
Si le fuera posible:
• Disponer en el domicilio de algún aparato: bicicleta estática, cinta rodante, plataforma vibratoria.
• Realizar ejercicio físico en el tiempo de ocio: bicicleta, natación, remo, practicar algún deporte.
• Inscribirse en alguna actividad reglada: baile, yoga, tai-chi, pilates, gimnasia de mantenimiento.