Los pies problemáticos en el deporte

Los pies sustentan la estructura de todo deportista. La forma en que apoyan en el suelo es clave en la alineación del tobillo, la rodilla y la cadera. Hay que considerar que pisar de forma incorrecta no suele ser fuente de problemas en el pie, sino en otras articulaciones del cuerpo. El esqueleto es una cadena de fuerzas y cuando el pie apoya, la fuerza no solo se ejerce sobre el pie sino que está va a repercutir sobre el tobillo, la rodilla, la cadera, la espalda y hasta en las cervicales.

En movimiento, el mal apoyo repercute en las articulaciones; el tobillo, la rodilla y la cadera sufren desalineaciones y sobreesfuerzos que antes o después provocan una lesión. Pisar defectuosamente o apoyar mal el pie repercute en todo el sistema osteomuscular, siendo el tobillo la primera zona en notarlo, aunque, gracias a su notoria movilidad, lo tolerará mucho mejor que la rodilla, de movilidad lateral nula. Esa es la explicación de las abundantes lesiones de los deportistas localizadas en las estructuras laterales de la rodilla: menisco, cartílagos, ligamentos cruzados, etc Hay dos alteraciones principales del pie que pueden incidir de forma importante en el comportamiento de un deportista, tanto en su rendimiento como en su posibilidad de lesión; el retropié valgo y el retropié varo. Hay que insistir en que estas alteraciones no deben ser interpretadas como patológicas como tal – un 30-35% de los pacientes explorados pueden ser considerados como valgos – sino por las patologías que producen. En el pie valgo, el talón visto desde atrás está muy volcado hacia la parte medial del cuerpo, causando no sólo problemas de apoyo sino que más importante, graves distensiones ligamentosas que originan a medio y largo plazo insuficiencias musculares que perpetúan la frecuencia de lesiones y torpeza característica de este tipo de pie. Muchos padres comentan que sus hijos se lesionan con más frecuencia o les notan más torpes de lo normal, siendo este un signo inequívoco de que el niño necesita ser estudiado por un podólogo. El hecho de que en los centros de élite deportiva prácticamente no se traten atletas con pie valgo no indica más que simplemente no hay atletas con este tipo de pie porque no llegan a la élite, revelando el hecho de que hasta hace poco no se han tratado adecuadamente los problemas de apoyo. Es por ello fundamental crear una cultura preventiva en los padres, especialmente si sus hijos realizan además alguna actividad deportiva extraescolar, lo cual aumenta enormemente la exigencia que se le hace al sistema locomotor. En el caso del pie varo, el talón mira hacia afuera, configurando un arco interno muy elevado y unos metatarsianos muy inclinados hacia el suelo. Presenta problemas fundamentalmente de apoyo y equilibrio, mal amortiguador de impactos y enormemente inestable, siendo el origen de esguinces repetitivos y distensiones de rodilla. La rodilla es la articulación más sensible pues está diseñada sólo para flexionar y extender, es decir, no tiene de forma natural movimientos laterales. Por ello, cuando el deportista con pie cavo apoya en carrera, obliga a la rodilla a realizar movimientos laterales que pueden acabar lesionando el tobillo y sobre todo los ligamentos laterales y meniscos en rodilla. Los esguinces de repetición son signo inequívoco de alteración de la estabilidad frecuentemente asociado a este tipo de pie, por lo que es fundamental para el deportista en este caso consultar con un podólogo, pues una vez que empiezan a aparecer ya es difícil la total recuperación. Si el atleta se pone habitualmente una tobillera, puede ser contraproducente, pues al dejar de utilizarla los ligamentos del tobillo son una auténtica goma.

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